Dios nos otorgó la Luz para descubrir las respuestas x nosotros mismos.
Sin importar cuánto amemos a una persona, no podemos pelear sus batallas. Lo que podemos hacer es darles Luz. Podemos ser pacientes y amorosos, ofrecerles un hombro en el cual llorar y un oído para escucharlos cuando más lo necesiten.
Nuestro amor puede inspirar el cambio mucho más que cualquier consejo que deseemos impartir.
Esto no quiere decir que no habrá momentos en los que una intervención será necesaria, o instantes en los que sea verdaderamente correcto compartir ideas que puedan ayudar a alguien en su camino.
Incluso en esos momentos, es la Luz que compartimos la que los asistirá para que se eleven por encima de los desafíos, no nuestras palabras. YBerg eres un ADP.
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